Kinshasa, 30 May (AFP) – Sobre una colina de un suburbio de Kinshasa, un centro de investigación nuclear muere poco a poco. Hace lustros que su reactor no funciona pero el sitio, ahora amenazado por la erosión, sigue en pie debido a su peligrosidad.
El Centro Regional de Investigación Nuclear de Kinshasa (CREN-K) de la República Democrática del Congo fue creado en 1959, en la época de la colonización belga, un año antes de la independencia del país. En aquel momento, era el primer reactor nuclear de África subsahariana.
En 2007, un equipo de la AFP acudió allí cuando habían sido robadas unas barras de uranio, lo que causó inquietud entre la comunidad internacional por si eran utilizadas con fines militares.
En la actualidad es la erosión de la colina la que preocupa a los expertos. La escorrentía desgasta el suelo y deja tras de sí zanjas que amenazan con el cierre del CREN-K.
El reactor, un TRICO II de un megavatio, en boga para la investigación en los años 1970, fue instalado en marzo de 1973 aunque no funciona desde 1994 por falta de medios.
– Colector de aguas –
Frente a la erosión, el director del CREN-K, Vincent Lukanda, también Comisario General para la Energía Atómica en RDC, adopta un tono tranquilizador. Según él, se han tomado medidas para atajar cualquier eventualidad mediante un “colector de aguas” que debería drenar el agua de lluvia para evitar daños.
Sin embargo, el periodista de AFP no pudo visitar el reactor ni el depósito de restos radiactivos, tan solo pudo acceder a despachos y locales.
Al ser preguntado sobre la cantidad de uranio que queda en el centro o los desechos radiactivos heredados del primer reactor y almacenados en el recinto, Lukanda no contestó, alegando que “es muy peligroso” y que constituye un “secreto de Estado”.
Tampoco fue posible entrevistar a los dos inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica que llevaron a cabo un taller en Kinshasa sobre la “protección física de las instalaciones nucleares del CREN-K”. “Secreto profesional”, afirmó el guardián del centro.
– ‘En muy buen estado’ –
Con todo, Vincent Lukanda, todavía quiere creer en un futuro para el reactor, que está “en muy buen estado”, según él. “Esperamos una financiación del gobierno del orden de 3 millones de dólares estadounidenses” para la instalación de un “tablero (de mando) digital”, declaró a la AFP.
El director está convencido de que su país pueda producir electricidad con la energía nuclear. “¡Las herramientas para empezar, las tenemos!”, aseguró.
Pero hace falta que “el país se comprometa políticamente” en esta vía y solicite la ayuda de la AIEA, admitió.
La reactivación de la central no parece inminente. Falta dinero y, además, la AIEA indicó que está ayudando “a las autoridades congoleñas a poner en marcha un plan de desmantelamiento”.
Sin embargo, esto no significa que el desmantelamiento sea definitivo. La AIEA recomienda elaborar estos programas “para todos los reactores de investigación (…), sea cual sea la fecha en la que deban ser desmantelados”, precisó el portavoz de la organización, con sede en Viena.
Lukanda, no obstante, defiende que el gobierno “no pretende desmantelar” el CREN-K. Al contrario, quiere “modernizar la central”, asegura, más de 25 años después de que su actividad se interrumpiera.