Además de ser delicioso y ser originario de nuestro país, el camote (del náhuatl camohtli) es rico en vitamina A. También, el camote tiene propiedades que ayudan a prevenir el cáncer, antioxidantes y ayuda a controlar la diabetes.
Aunque cada vez con menor frecuencia, aún en las calles del centro de México existe un sonido inconfundible que convive con el ajetreo urbano. Es el carrito de los camotes, que con su silbido anuncia su paso en las primeras horas de la noche, el cual persiguen aquellos que quieren pasar un dulce momento.
En el carrito de los camotes viajan, además de camotes, plátanos asados y, anteriormente, nopales. Los carritos están hechos principalmente de acero; en la parte más larga cuentan con un tambo o cilindro en forma horizontal, que se moviliza gracias a la ruedas que se le colocan.
Gastronómicamente, los alimentos que se cocinan al interior del carrito de los camotes se consideran un platillo mestizo. Mientras el plátano macho llegó gracias al Galeón de Manila, el camote era un tubérculo abundante en todo el continente americano. Una vez salidos del horno en ruedas, los camotes y plátanos son espolvoreados con canela y bañados con leche condensada dulce, mermelada, miel o piloncillo.
¿Cómo funciona un carrito de camotes?
El carrito de los camotes funciona como horno gracias a una caldera en su interior, la cual se calienta generalmente gracias a la combustión de leña. La cocción depende de algunas variables, como lo es la velocidad a la que se empuja al carrito. Entre más rápido avance, el fuego en el interior se avivará y generará mayor calor.
En promedio, el tiempo de cocción de los plátanos y camotes es de 30 minutos, tras lo cual sólo permanecen calientes. Para evitar que los productos se peguen, los cajones son recubiertos con una cama de cáscara de plátano, lo que además ayuda a que el calor y la humedad se conserven. Cuando el horno se llena de humo o vapor, un tubo que sobresale exhala emitiendo el sonido de flauta característico del carrito de camotes.
De acuerdo con los camoteros, los carritos ya sólo son hechos por una persona en la alcaldía de Iztapalapa en la Ciudad de México. Sin embargo, en San Lorenzo Malacota, Estado de México, existe un pueblo en el que gran parte de sus habitantes son camoteros. Cada 13 de agosto, en Malacota se celebra la fiesta patronal en la que los habitantes sacan sus carritos de camote para llevarlos a la bendición, lo cual se transforma en una orquesta de silbidos.
Un carrito de camotes puede pesar hasta 300 kilos y tener un costo de 11,500 pesos mexicanos. Puede tener una vida de hasta 6 años, por lo cual muchas veces los vendedores rentan los hornos.