Ciudad de México a 07 de Noviembre del 2018 (redacción).- Las cinco clínicas de las emociones han sido construidas estratégicamente en algunos de los barrios más conflictivos y con menos recursos de Ciudad de México, para facilitar el acceso a un tratamiento psicológico a aquellos que no pudieran pagarlo. El centro más grande se ubica al este de la ciudad, a apenas unos metros de dos de los lugares más peligrosos, Morelos y Tepito. “Buscábamos esta zona porque es un contexto complicado y creemos que es a estos espacios a los que tenemos que llegar”.
Lejos de parecerse a un hospital, estas clínicas rompen con los estándares de las instituciones del sistema de salud pública. Paredes de colores, un perro que recibe a los que llegan y carteles animando a los pacientes a participar. Sin embargo, nada es suficiente para quitar por completo el estigma de que en ese lugar se brinda atención psicológica. “No me gustaría que mis amigos se enteren que vengo acá”, admite un joven de 17 años que se acerca al lugar con su pareja. “No se lo dije a mis padres aún”, acepta una chica de 15 años que apura su paso al entrar. Luchar contra los tabúes sociales es uno de los grandes desafíos que enfrenta el proyecto.