Cuidad de México | 30 de noviembre de 2022. | Redacción.-
El despliegue de restaurantes sobre banquetas ocupa el espacio público de la Ciudad, planteó un estudio del Instituto de Geografía de la UNAM.
“Este programa de Ciudad al Aire Libre es una apropiación del espacio público promovida desde el Estado”, puntualizó Alejandro Robles, especialista del Posgrado en Urbanismo.
En ocasiones, las extensiones de los restaurantes reducen la banqueta a un pasillo y las reglas de operación del programa, pasan a segundo término.
“Las barreras se van difuminando entre qué es el restaurante y qué es la calle, con macetas rodeadas de un símbolo de precaución o la colocación de mallas sombra”, apuntó Robles.
“Ya no queda tan claro dónde es adentro del restaurante y dónde es afuera, la calle”, indicó al presentar el estudio en un seminario sobre ambiente y conflictos.
El urbanismo plantea que la crisis del espacio público se manifiesta en su abandono o privatización, pues apropiarse de las banquetas es ventajoso y termina de ser una forma de propiedad sobre calles y banquetas, subrayó.
“Hay opiniones a favor y en contra, con una cuestión de brecha generacional, los jóvenes están a favor y las personas residentes de mayor edad, no lo están tanto”, puntualizó Robles.
Señalan apropiación
Los vecinos han denunciado las apropiaciones, con instalaciones afuera, para pantallas y bocinas, además de que para personas con problemas de movilidad es difícil pasar, comentó.
“Se muestra una verificación laxa desde el Gobierno hacia los restaurantes que están en este programa”, agregó.
Para los vecinos, la percepción es que se trata de una apropiación semejante a la realizada por vendedores ambulantes, aun cuando para ser parte del programa los restaurantes deben pagar 3 mil pesos anuales.
“Este programa nació por cuestión de epidemia, pues parece que también como una epidemia se empiezan a extender”, subrayó Robles.
Para los restaurantes y sus empleados, la pandemia les puso en una situación de abrir o morir, reclamo que fue atendido por el Gobierno con la autorización de desplegar enseres en la vía pública, explicó.
En diversas zonas de la Ciudad, como en Polanquito o la Condesa, había precedentes de restaurantes en aceras, lo cual se generalizó con el programa.
El espacio público utilizable es el situado frente al restaurante, mientras esté en planta baja, con dos metros libres para la circulación peatonal, sin obstruir las rampas y con un límite de 75 por ciento del aforo del establecimiento, concluyó Robles.