Se va París llena de historias inolvidables

Los Juegos Olímpicos París 2024 se llevan un cúmulo de historias, de hazañas y anécdotas entrelazadas con episodios de vida de cada uno de los atletas; de los atletas mexicanos que cimbraron con su talento y esfuerzo en cada poro de París para hacer realidad su sueño de ser olímpicos.

Cada cuatro años, estos atletas dejan el corazón en las arenas para enseñar al mundo de qué están hechos. De cómo sudan, lloran y sufren cuando por milésimas se escapa la victoria. Cada cuatro años se cuentan historias que trascienden y que llegan a lo más profundo del alma.

Y más en una ciudad que vive el deporte con pasión, que se alienta con cada sacrificio hecho por estos atletas de carne y hueso, que siente como tú, como yo. Que esperan cada cuatro años para exponer al mundo lo han trabajado para estar en unos Juegos Olímpicos.

Se va París llena de historias inolvidables. Como aquel momento en la Explanada de los Inválidos, en donde las arqueras Alejandra Valencia, Ana Paula Vázquez y Ángela Ruiz dieron una catedra de flechas por la medalla de bronce, la primera presea para el país en estos Juegos.

Se erizó la piel ver las banderas mexicanas impulsarlas y corear su nombre en cada intento por la supremacía. Pero también verlas llorar al final de su competencia bajo el cobijo de sus familias. Un instante en sus vidas que jamás olvidarán.
Otras de las historias que estarán por siempre en los momentos olímpicos es la batalla que libró Prisca Awitti, la judoca que ilusionó con su determinación y que al final se echó en sus hombros la presea de plata, la primera para el judo mexicano.

Se va París llena de historias inolvidables. Como la escrita por el clavadista Osmar Olvera, quien puso al Centro Acuático de Saint Denis de píe. De ver esa batalla que libró ante los chinos Xie Siyi y Wang Zongyuan, que en cada salto se sumergían como alfileres y que Osmar no se intimidó y los retó hasta el cansancio.

De Marco Verde que con sus puños hizo que todo el país estuviera despierto. Su entrega contagió esa esperanza de llegar lo más alto posible en el templo del tenis, el Roland Garros.
O ver al pentatleta Emiliano Hernández desgarrarse la vestidura en los jardines del Palacio de Versalles por el podio y que al final se quedó a cuatro segundos de conseguirlo. Derramó lágrimas y entregó el corazón, pero al final no alcanzó. Ofreció disculpas y se fundió en un abrazo con su hermano Ismael, quien en Río 2016 se inmortalizó por su histórica medalla de bronce.
En París no se pudo Emiliano; pero pronto llegará la recompensa. Son aquellas historias que llegan hasta las entrañas de ver a estos atletas que dejan todo. Son muchas historias que no se plasmarían en un abrir y cerrar de ojos.
Se va París llena de historias inolvidables, como aquella del etíope Eliud Kipchoge, quien su cuerpo no soportó los embates del asfalto parisino. Vio cómo sus rivales pasaban y sus piernas no respondían. Perdió la posibilidad de su tercer título y una medalla más.

De lo hecho por la holandesa Sifan Hassan, quien en seis días dejó su sudor en las pruebas de los 5 mil metros, de los 10 mil y el maratón; pero además impuso récord olímpico. Se llevó a casa dos bronces y en el emblemático Stade de France fue coronada como una reina.
Son aquellas historias que no se olvidan y que cada cuatro años se vuelven a escribir otras tantas. De como en el Stade de France en donde el actor estadounidense Tom Crouse llevó la ilusión de lo que se vivirá dentro de cuatro años en la ciudad de Los Ángeles.

En donde, por cierto, en 1984 se escribieron hazañas que jamás se han olvidado. Se va París llena de historias inolvidables. De aquellas escritas por los 109 atletas mexicanos que fueron parte del capítulo llamado París 2024..